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La principal ciudad de Turquía es una maravilla arquitectónica en un enclave geográfico privilegiado entre dos continentes y dos mares, tan bella como caótica, con cúpulas, minaretes, palacios y bazares que parecen extraídos de un cuento

Bizancio, Constantinopla, Estambul… Los nombres de esta ciudad que tiene un pie en Europa y otro en Asia, una orilla en el Mar Negro y otra en el de Mármara, hijo del Mediterráneo, ya delatan su rico patrimonio cultural e histórico. Y por eso una visita a la gran metrópolis de Turquía nunca va a decepcionar. Estambul es una de las capitales turísticas de Europa por derecho propio. 

El lenguaje arquitectónico de Estambul es único, con la mayor mezquita jamás levantada por el imperio otomano y el principal legado del imperio bizantino frente a frente, en el pintoresco escenario del Cuerno de Oro, puerto de entrada al estrecho del Bósforo que separa los dos mares y los dos continentes. Pero Estambul ofrece mucho más. Te contamos los lugares imprescindibles que debes conocer de la ciudad si realizas una primera visita.

1. Santa Sofía (Haghia Sophia)

Es tal vez la estampa más reconocible de Estambul, con merecimiento, y el lugar ideal para empezar un recorrido por la ciudad antigua, que fue el centro del poder tanto en el imperio romano de Oriente como en la era otomana. Santa Sofía, o Aya Sofya, como la llaman los turcos, representa la obra cumbre del arte bizantino. Y sus dimensiones colosales lo corroboran. Fue construida hace ya más de quince siglos, en concreto entre los años 532-537 por el emperador romano Justiniano I, y fue en su momento revolucionaria porque introdujo novedosas soluciones arquitectónicas como la inmensa cúpula de 31,5 metros de diámetro. Santa Sofía se levantó en el lugar de la antigua catedral de Constantinopla y durante nueves siglos fue la basílica madre de la iglesia cristiana ortodoxa. El sultán Mehmed II conquistó la ciudad en 1453, fecha que se considera el fin definitivo del imperio romano, la rebautizó como Estambul y convirtió Aya Sofya en una mezquita, lo que acabó introduciendo ligeras modificaciones como levantar minaretes, eliminar las pinturas y mosaicos decorativos cristianos, y colocar un ‘mihrab’ bajo el ábside para indicar la dirección a la Meca. Es un monumento de los que quita el aliento, tanto por dentro como por fuera. ¡Imperdible!

Información práctica

  • Tours y entradas: aquí
  • Consejo: tanto Santa Sofía como la mezquita azul son lugares de culto activos, por lo tanto, tienen restricciones para los no musulmanes. Conviene consultar los horarios.

2. La mezquita azul

Aún más colosal y gigantesca que Santa Sofía, casi una réplica, pero con un estilo más refinado, separadas ambas obras consideradas patrimonio de la Humanidad por un gran jardín.  En realidad, se llama la Mezquita del sultán Ahmed, cuya tumba se encuentra en el interior y quien también da nombre al parque y al barrio donde se ubica, pero se la distingue por el color de los más de 20.000 azulejos de la cúpula. Fue inaugurada en 1617 sobre los terrenos del antiguo gran palacio de Constantino, del siglo II, cuando el imperio romano todavía estaba unificado, y supone el culmen del estilo arquitectónico otomano, con esa magia de curvas voluptuosas para crear espacios monumentales de apariencia liviana a través de un juego de cúpulas, bóvedas y seis alminares y un patio exterior de igual tamaño que el interior. Como se puede deducir, es la mezquita más importante de Estambul, al menos lo fue hasta 2020, cuando el régimen turco decidió volver a dar el papel de mezquita a Aya Sofya, que durante el siglo XX y hasta entonces era un museo.  Otra visita imprescindible, que además proporciona la imagen más ‘instagrammeable’ de Estambul por la gran fotogenia de la mezquita.

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  •  Horarios y tours: aquí 
  • Consejo: mejor entrar por el hipódromo en lugar del parque del Sultán Ahmed para tener una mejor vista de la inmensidad de la mezquita.
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3. El hipódromo y las cisternas

Antes de abandonar la zona del sultán Ahmed vale la pena acercarse a los restos de lo que fue el hipódromo, el lugar donde los romanos gustaban de ver los atardeceres y disfrutar de las competiciones de cuadrigas, y que ahora es un parque. Muchas de las estatuas fueron expoliadas por los cruzados que conquistaron Constantinopla en el siglo XIII, pero todavía se conserva el obelisco de granito que Teodosio I ordenó llevar desde el templo de Karnak en Egipto en el año 390. Más recientemente, en el 1900, el emperador Guillermo II regaló una fuente octogonal, conocida como la fontana alemana, que preside la spina, la única parte original del recinto deportivo, que también era el centro social de la época bizantina. 

Otro vestigio de la época romana que no debes perderte en Estambul es la Basílica Cisterna, llamada así porque se situaba debajo de una antigua iglesia. Es un sorprendente mundo subterráneo de agua y más de 300 columnas adornadas con bellos capiteles que puede ser un respiro en los días calurosos de Estambul. Originalmente era el depósito que suministraba agua al palacio imperial y a todo el barrio del alrededor y el origen de una red de acueductos de más de 20 kilómetros de extensión. Las cisternas cayeron en el olvido durante el dominio otomano, que duró desde la caída del imperio romano hasta la proclamación de la república laica de Turquía en 1923, pero fueron restauradas hace medio siglo y ahora son una de las grandes atracciones turísticas de la ciudad. Los aficionados al espía James Bond reconocerán el sitio fácilmente por la película ‘Desde Rusia con amor’.

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4. El Gran Bazar

Si el hipódromo era el centro social de la ciudad durante la época romana, el Gran Bazar ha sido durante siglos y siglos la principal zona comercial del casco antiguo de Estambul. Como puedes imaginar, es un recinto grandioso, digno de los mejores monumentos de la ciudad. Sus dimensiones y aspecto actuales se deben a la reforma que planteó el Sultán Mehmed II el Conquistador en 1461, cuando decidió poner bajo techo el desorden de tiendas de las callejuelas. La zona cubierta fue expandiéndose con el tiempo y ahora es una delicia para los sentidos pasear por este laberinto de mercaderes. Si no te habías dado cuenta de que Estambul es tan caótica como bella, aquí lo apreciarás. En el Gran Bazar puedes encontrar de todo, pero lo más apropiado es callejear, tomarte un té, apreciar el trabajo de los artesanos, comparar precios y, sobre todo, regatear, que es una de las habilidades necesarias para viajar por Turquía. ¡Ojo con las falsificaciones y gangas que no lo son! Recuerda que cualquier zoco oriental es un reino de la picaresca.

Si lo que buscas son especias, deberás dirigirte mejor al Mercado de las Especias, muy cercano, y si prefieres probar un pescado recién sacado del mar debes escaparte al mercado especializado en Besiktas, el barrio estudiantil y con fama de bohemio. Otro mercado que merece una visita es el de Kadiköy, Sali Pazari en turco, en la parte asiática de la ciudad, una vez cruzado el Bósforo.

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5. El palacio de Topkapi

Si quieres saber cómo vivían los sultanes, este es tu lugar.  Reconvertido en museo y lleno de historias de fascinación por el poder y traiciones, fue durante cuatro siglos la residencia de la dinastía otomana. Construido, cómo no, por Mehmed II el Conquistador, poco después de la toma de la ciudad, se pueden visitar los pabellones, las joyas del tesoro y, sobre todo, los cinco patios exteriores. Es muy curioso entrar al tour separado de las centenares de estancias del harén de mujeres que tenía a su disposición el sultán.

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6. El puente y la torre de Gálata

Un recorrido por Estambul puede ser agotador, pero la mayor urbe de Turquía, que tiene 16 millones de habitantes, merece un paseo a conciencia, sobre todo por la parte antigua. Una buena caminata puede conectar todas las atracciones que hemos citado hasta ahora, desde Sultanahmet al barrio histórico de Fatih y el comercial de Eminömu, acabando en el puente de Gálata, construido sobre el Cuerno de Oro, para conectar con la Estambul moderna del barrio de Beyòlu y la famosa plaza Taksim a través de la avenida Istiklal (¡ojo con los tranvías!). El puente y la torre de Gálata es uno de los lugares favoritos para ver atardeceres en la ciudad, admirar el mar y las mezquitas que dominan el paisaje.  

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7. Ruta por los barrios gastronómicos 

Estambul también seduce por su gastronomía de sabores auténticos y más allá del célebre y expandido mundialmente kebab, la cocina turca es variada y sabrosa: desde sopas de carne (oz çorbasi), magníficas caballas, doradas y anchoas a los pasteles de hojaldre con pistachos como postre (baklava). Lo mejor es que se puede comer a cualquier hora del día y a cada paso de la ciudad. Barrios donde comer hay muchos: te apuntamos algunos.

Foto: cortesía Restaurante Rakofoli Karakoy
  • Galata – Karaköy. Pertenece al distrito de Beyoglü. Bajo el Puente de Gálata se forma una calle con aceras llenas de terrazas, café y restaurantes donde rendirte a la gastronomía turca. Otra opción es muy cerca de la estación de ferrys de Karaköy, acércate a Rakofoli donde podrás degustar una variedad de kebab, humus y mucho más. Para los más golosos, a dos pasos de la Torre de Gálata está la cafetería- pastelería Şirin Fırın donde podrás rendirte a sus baklavas, galletas, gulasch y sus imperdibles tartas de queso. Si buscas alta cocina, Neokal es un restaurante con estrella Michelin donde merece la pena probar la pasta tradicional turca (eriste) o ¿por qué no? comer disfrutando de las mejores vistas del mundo en 360istanbul.
  • Istiklal-Taksim. Un paseo por la calle Istiklal, la avenida más famosa de la ciudad, revela una gran variedad de opciones gastronómicas. Un acierto seguro es el restaurante Eleos, especializado en pescado y mezze (aperitivos o entrantes). En Patatos probarás las kumpir, las famosas patatas rellenas. Y no dejes de ir a Asmalı Cavit o, si prefieres una experiencia de lujo, The Oven es el ideal.
  • Kadiköy. Una de las zonas donde a diario se celebra un populoso mercado, flanqueado por restaurantes y casas de comida turca. Pero no dejes de ir al restaurante Ciya Sofrasi, considerado uno de los mejores restaurantes de comida turca en Estambul o al Café Erol 1807, el punto de encuentro de muchos locales. ¡Buen provecho!

Conclusión

Sus históricas mezquitas, la pintoresca costa y sus barrios gastronómicos convierten Estambul en un destino turístico de primer nivel. Viajar a este fascinante país entre oriente y occidente es un obligación de cualquier viajero.