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Foto: Cortesía FGC/Jordi Rulló

A las puertas del parque Nacional de Sant Maurici, la localidad del pirineo leridana también es un refugio para amantes de la nieve y las actividades deportivas

Puede que Espot no sea el pueblo más pintoresco del Pirineo catalán, pero su estampa de calles nevadas con las casas típicas de piedra que irradian luces amarillentas sobre las noches de invierno es inolvidable. Espot, en el valle del río Escrita, es una gran experiencia invernal, puerta de acceso a unas pistas de esquí que han acogido unos campeonatos del mundo de esquí alpino, en 2023, y del único parque nacional en Catalunya, el de Aigüestortes i Sant Maurici.

A 1.320 metros de altura, Espot, en la comarca del Pallars Sobirá, es un destino ideal para disfrutar de un invierno pirenaico gracias a su infraestructura turística. Es uno de los pueblos de la cordillera que no ha perdido población en los últimos cuarenta años y que ha convertido el turismo en su principal actividad económica. Estas son las atracciones y actividades que no debes perderte en Espot.

Pasión por el esquí

 La estación Espot ha influido en la reactivación económica del pueblo, pero además es una gran fuente de diversión para los meses de invierno. Además de descender por las pistas rodeadas de espesos bosques de abeto negro, también hay posibilidades de practicar actividades adaptadas a los niños, como las bajadas en trineo o en ‘tubbing’ dentro del parque lúdico, y de probar travesías de esquí de montaña. Super Espot es la parte nueva del pueblo que ha crecido alrededor de la estación y que dispone de todos los servicios necesarios para pasar una jornada en la nieve.

Foto: Photoset

El puente románico

 Con un arco de medio punto y de piedra, sortea el río Escrita y es un lugar romántico con vistas magníficas por el que pasear y relajarse antes de que caiga la tarde. Está a la entrada del centro histórico de Espot y es una de sus grandes atracciones arquitectónicas. Las otras son la Torre de los Moros, una antigua atalaya de vigilancia de planta circular en las afueras, y la iglesia de Santa Llogaia, que data del siglo XI, aunque su estilo es barroco, muy posterior. Lo ideal es callejear por las calles empedradas. Espot es un pueblo moderno, con casas arregladas, pero conserva su encanto tradicional.

Espot- Cataluña/Foto:iStock

La Casa del Parc

Así se llama el centro de acogida e interpretación del parque nacional de Sant Maurici i Aigüestortes, situado dentro del pueblo, que se recomienda visitar antes de aventurarse en él, sobre todo en invierno. En esa época el único espacio natural catalán que goza de la máxima protección medioambiental posible ofrece una red de senderos de diferentes niveles y actividades como excursiones en raquetas de nieve. La zona de Sant Maurici, a la que se accede por Espot, es famosa por su red de 200 lagos y su montaña más simbólica, Els Encantats (Los encantados). El área de Aigüestortes se alcanza desde la vall de Boí a no ser que se prefiera caminar desde Espot atravesando el Portarró, una etapa pirenaica que no se debe acometer nunca en invierno sin haber consultado antes las condiciones en las oficinas del parque.  Hay servicios de taxis operativos todo el año.

Espot-Cataluña/Foto: iStock

Las fiestas tradicionales y modernas

Espot cuenta con una agenda de actividades repleta todo el año, aunque las más importantes se concentran en verano. La Fiesta Mayor es alrededor del 20 de septiembre e incluye la Feria de las Trementinaires, que homenajea a las mujeres que elaboraban remedios terapéuticos gracias a la recolección silvestre de hierbas medicinales y aceites esenciales y que destaca por sus talleres y exposiciones. Espot también acoge una dura prueba de kilómetro vertical desde el pueblo hasta el refugio Josep Maria Blanc y, como otras localidades del Pallars Sobirà, participa en julio del festival de cultura Dansàneu, que se distingue por su reivindicación de la danza. 

Comidas deliciosas

 Los restaurantes pirenaicos ofrecen siempre menús energéticos para reponer fuerzas, imprescindibles cuando aprieta el frío en invierno. Cada pueblo suele tener sus especialidades propias y Espot no es la excepción. Tres son los productos típicos de este lugar. El ‘solís’ es el embutido tradicional, hecho con base de lomo de cerdo y panceta y condimentado con pimienta. Los platos más sabrosos son los ‘regoles’, una especie de albóndigas fritas, y la carne de castrón, un macho cabrío que se cocina con coñac, vino tinto y agua.

Casa Gassia

Acoge el llamado Ecomuseu de la Vall d’Àneu, en el pueblo de Esterri, y sirve de ejemplo para recordar que hay muchas cosas que ver en los alrededores de Espot. Valles como el de Cardós, el camino hacia el Valle de Aran, por el puerto de la Bonaigua, o el cruce de carreteras de Llavorsí atravesado por el río Noguera Pallaresa, son recomendaciones imprescindibles. La Casa Gassia, por su parte, supone una oportunidad formidable para descubrir cómo se vivía en el Pirineo a principios del siglo XXI, antes de que hubiera electricidad, agua corriente, lavabo y otras comodidades actuales.

Conclusión

Hay pocos pueblos en el Pirineo que ofrezcan un patrimonio natural y una infraestructura turística de nieve como Espot. Al pie de un parque nacional y rodeado de bosques y montañas que alcanzan los tresmil metros, esta villa catalana es una inmersión única para disfrutar del invierno.