La llegada a esta población tarraconense es para enmarcar en la memoria, con su castillo medieval reflejándose en el río, su casco antiguo y su historia ¿Te apuntas?
A tan solo unas dos horas de Barcelona y a orillas del segundo río más largo de la Península se encuentra una de las joyas de las Terres de l’Ebre, un lugar pintoresco para enmarcar en la memoria y disfrutar de sus calles, gastronomía e historia, y, sobre todo, de su castillo, que se refleja en el río ¡Se trata de Miravet!
Miravet es de esos pueblos que no sólo sorprende por su belleza paisajística, en un meandro del río Ebro, sino que también seduce por su historia. Gracias a su ubicación estratégica, este pueblo ha sido testigo de la mayoría de conflictos bélicos que ha vivido la Península, desde la dominación musulmana hasta la guerra civil española. Te contamos qué ver en este pequeño pueblo de Cataluña que cautiva con su encanto medieval.
1. Cruzar el último paso de barca
Una buena manera de llegar a este peculiar pueblo catalán es cruzando el río Ebro. No te pierdas el Paso de Barca de Miravet, un sistema de transporte fluvial que se mueve sin motor como desde hace siglos y permite cruzar el río de una orilla a otra de la forma más original: solo tendrás que subir tu coche a este transbordador, que avanza gracias a la habilidad del barquero, que va moviendo cables de metal e impulsa la barca hasta llegar al otro lado. El trayecto dura poco tiempo pero es ¡toda una aventura! Y si vas sin coche también te puedes subir al Paso de Barca y cruzar el río Ebro mientras disfrutas del agradable paisaje que ya te alerta lo que se verás más adelante, pues se ve como telón de fondo el Castillo de Miravet. Llegarás directo a la Plaza del Arenal y el parking lateral desde donde puedes empezar tu itinerario a pie por el pueblo ya que el acceso en coche está restringido: solo lo tienen permitido los residentes.
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2. Castillo de Miravet
La fortaleza, de origen árabe y profundamente reformada en el siglo XII, corona una imponente colina en lo más alto del pueblo y es uno de los mejores ejemplos arquitectónicos de la Orden de los Templarios en Europa. La primera edificación data del siglo VIII y fue uno de los últimos reductos musulmanes en Catalunya, pero finalmente fue ocupado por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, quien lo entregó a la orden de los templarios. El Castillo de Miravet, que domina el paisaje desde su posición estratégica, consta de diferentes recintos entre los que destacan el patio de armas y la capilla románica. Y no te pierdas un paseo por las murallas, desde las que podrás obtener unas vistas fantásticas del Ebro y de la naturaleza que lo rodea.
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3. Pasea por su Casco antiguo
No por nada Miravet está considerado uno de los pueblos más bonitos de Cataluña. Basta con acercarse a su pintoresco casco antiguo o “Cap de la Vila” y perderse en sus estrechas calles empedradas medievales, que conservan los pórticos y las casas de piedra originales y que te transportarán a un ambiente de una época muy antigua. No te pierdas joyas como el Molino Viejo, el Palacio del Comendador o el portal del Motxi. Y no te vayas sin adentrarte en las tiendas de alfarería tradicional, donde podrás adquirir piezas de cerámica únicas, y no te olvides de probar la clotxa, un plato típico de la comarca elaborado con pan de payés que se llena con tomate, ajo, cebolla y sardina y también sus deliciosos pastelitos.
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4. No te pierdas la Iglesia Vieja
En el centro del pueblo está situada la Iglesia Vieja, un templo renacentista construido por la Orden del Hospital sobre el espacio en el que se ubicaba la antigua mezquita. Fue abandonada tras construirse una nueva iglesia en la parte baja del pueblo. Pero tras años de abandono se inició la recuperación del edificio y fue redecorada con pinturas barrocas realizadas por autores locales. También llama la atención su cúpula decorada con grabados con el agujero de un impacto de una bomba durante la Guerra Civil. Asimismo, se conserva una mesa de piedra realizada por los templarios en el siglo XII y que era originaria del castillo. Actualmente acoge una serie de exposiciones, conciertos, subastas, presentaciones de libros y otras actividades culturales.
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5. Apúntate a las actividades sobre el río Ebro y alrededores de Miravet
Una de las mejores cosas que se puede hacer en Miravet es recorrer el río Ebro en piragua. Hay diversas empresas que ofrecen este servicio. Pero si te apetece el senderismo, rutas como el GR-99 (Camino del Ebro), los senderos de Cameta Coixa o los caminos del Tamarigar son una buena alternativa. Y si planificas bien tu escapada a Miravet, puedes aprovechar su entorno: por ejemplo, podrías apuntarte a la Ruta de las 3Ces, que ofrece una visita por tres espacios diferentes y con gran historia, como el Castillo de Miravet, la Cooperativa modernista de El Pinell (donde podrás visitar la Catedral del Vino o los escenarios de la Batalla del Ebro) y las Cuevas de Benifallet (descubiertas en 1968 y en su interior consta de importantes formaciones y belleza singular).
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Conclusión
Recorrer Miravet es adentrarse en un escenario digno de una película, un pueblo que pertenece a una época de caballeros templarios y te permite conocer parte de la historia catalana. Pero además es una fuente de inspiración y de desconexión entre bellos paisajes y un majestuoso mirador sobre el río Ebro, que se abre paso sin prisa. Aquí se detiene el tiempo mientras se disfruta de un paseo en piragua o se degusta la rica gastronomía de uno de los pueblos más bonitos de Cataluña.