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Foto: iStock/ josanmu

Planes perfectos para hacer en familia, con amigos o en pareja. El Delta del Ebro es tierra de arroces, pero también de paisajes inesperados. ¿Qué más se puede pedir?

El Delta del Ebro es uno de esos lugares mágicos donde el mar se confunde con la tierra, donde los humedales son vida y la mezcla de agua salada y dulce potencia los sabores. Por eso cualquier visita al remanso laberinto de la desembocadura del río más caudaloso de España, que nace en Cantabria, es una experiencia única en todos los sentidos, es tanto un viaje a la naturaleza como un festival gastronómico.  

Las esencias del Delta del Ebro se condensan en su cultivo más típico, el arroz, de una calidad que no tiene nada que envidiar al más famoso de la huerta valenciana. Desde el faro del Fangar a la estrechísima playa del Trabucador, te explicamos todo lo que tienes que ver y degustar para convertir tu visita al estuario del río Ebro en un auténtico placer.

Los arroces del Delta

En el Delta del Ebro se producen más de 100.000 toneladas de arroz al año, aunque la cifra fluctúa en función de la sequía y las restricciones de agua de riego o por los fenómenos meteorológicos extremos. Lo que sí es seguro es que el arroz va a estar presente en cualquier visita a la zona, desde la plantación en el mes de junio, que muchos pueblos aprovechan para celebrar sus fiestas tradicionales, hasta su cosecha en septiembre. Aunque cada vez está más extendido el plantado del arroz de grano largo, el típico del Delta es el redondo, en sus variedades carnaroli, bomba o marisma. Una vez en la paella, este se combina con la gran variedad de productos autóctonos, ya sean verduras de temporada como las alcachofas o mariscos como mejillones, langostinos o cigalas. Te explicamos los principales arroces que puedes probar en el Delta del Ebro. ¡No te preocupes! Están todos para chuparse los dedos.

  • Con mariscos. El arroz se sirve con un surtido de mariscos de la abundancia que crece en las mejilloneras del Delta, sobre todo frente a Sant Carles de la Ràpita. Mejillones, ostras, langostinos, galeras, cigalas, navajas y coquinas o almejas pueden degustarse en los platos de arroz o por separado como tentadoras raciones o entrantes. También se puede optar por el arroz con bogavante, uno de los más exquisitos. 
  • Arroz negro. Una de las especialidades más recomendables y que permite hacerse una idea de la mezcla de mar y río del lugar. El sabor de la tinta de la sepia inunda y da color al arroz.
  • Con pato. Una de las grandes delicias del Delta del Ebro, potencia el sabor del arroz y le da personalidad. Muy apetecible. La gran presencia de patos en la zona ha dado lugar a otras recetas, entre ellas el pato al vapor o el magret de pato.
  • Con cangrejo azul. Un ingrediente que habla de la capacidad de adaptación e improvisación de los habitantes del Delta del Ebro. El cangrejo azul es una especie invasora y, por lo tanto, que se expande rápidamente ante la falta de depredadores naturales. Apareció en el 2015 y fue un quebradero de cabeza hasta que, comprobado su sabor exquisito, se decidió incluirlo en las paellas. Es una forma original y sabrosa de acabar con una plaga, comiéndosela.
  • Angulas y anguilas. No suelen ser los ingredientes más habituales, pero a veces acompañan al arroz. Las angulas son llamadas el caviar del Delta y son su producto más selecto y casi exclusivo de esta zona, con una temporada limitada de noviembre a marzo. En cambio, las anguilas, que se pescan en el río o las lagunas, son más asequibles y se comen ahumadas o en salsa, según el restaurante.
  • Postres y licores. La zona del Delta ha desarrollado postres deliciosos, algunos con base de arroz, como el ‘menjar blanc’. También se elaboran licores como el licor de ‘crema d’arròs’ o la variedad de licor con hierbas.

♦ Información práctica

Para consultar el listado de restaurantes de la zona, mira aquí la web de Turismo del Delta del Ebro

Foto: iStock/ Artem Bolshakov

Cinco lugares que visitar del Delta del Ebro

  1. La desembocadura del río Ebro: el Tajo es el río más largo de la península, pero vierte sus aguas en Portugal. El Ebro es el más caudaloso y recorre 930 kilómetros hasta morir en el Mediterráneo, formando el tercer delta más grande de la cuenca mediterránea, solo superado por el del Nilo y el Ródano. El delta del Ebro es la zona húmeda más grande de Catalunya y se junta con el mar al lado de la urbanización Riumar. Para disfrutar de esta unión vale la pena recorrer en coche, en crucero turístico, en bicicleta o en kayak el tramo que va entre Sant Jaume d’Enveja y Deltebre, dos pueblos frente a frente, uno en cada orilla, y Riumar, con una bonita playa. Hay tres espacios naturales protegidos en la desembocadura: el Garxal, la isla de San Antonio y la isla de Buda, la que ofrece más variedad de atracciones y una de las mejores playas del Delta, aunque con acceso restringido. La torre más privilegiada para ver la desembocadura y la isla de Buda es el mirador del Zigurat. Se ven unos amaneceres inolvidables des del mirador de Migjorn.
  2. La Encanyissada. Es la laguna más grande del Delta y un excelente lugar para observar las aves y la fauna de la zona desde los cuatro miradores habilitados a tal efecto. El Delta del Ebro acoge más de la mitad de las 600 especies de aves registradas en Europa, destacando los majestuosos flamencos. Además de practicar el ‘birdwatching’, al lado de La Encanyissada se encuentra la Casa de Fusta, que reproduce las construcciones tradicionales de la zona y acoge el centro de información del parque natural y el museo ornitológico.
  3. Punta del Fangar. Es una de las dos puntas de flecha que forma la silueta del Delta del Ebro sobre el mar. Y es la parte que menos recuerda al humedal y el arrozal por sus dunas de arena. Se le conoce como el desierto del Delta y es un buen lugar para practicar senderismo y acercarse al Faro del Fangar, el único de la zona, ya que el anterior quedó sumergido en el mar, lo que muestra la recesión del Delta, que ha dejado de recibir tantos sedimentos desde que en el siglo XX se construyeron varias presas a lo largo de su cauce.
  4. Playa El Trabucador. En el otro extremo de la flecha, pero a diferencia de la otra, entre una barrera de dunas de arena, esta transcurre por un estrecho brazo de tierra que lleva hasta las salinas, por lo que se puede disfrutar del mar Mediterráneo a un lado y de la calma de las aguas poco profundas de la protegida bahía de los Alfaques en el otro lado. Es el lugar ideal para las actividades acuáticas y para unas magníficas puestas de sol.
  5. El arrozal interactivo. Ya que estamos degustando las delicias gastronómicas del delta del Ebro, nada mejor que embarrarse los pies y caminar por los arrozales para entender mejor cómo se siembra y se cuida este cereal, el segundo más producido en el mundo después del trigo. Cerca del pueblo Els Muntells y en el camino hacia la playa del Trabucador.
Foto: iStock/xavigm

Conclusión

El Delta del Ebro es una extensión de tierra formada por sedimentos que va desde la ciudad de Amposta hasta la desembocadura en el mar. Y aunque sea un territorio de humedales y campos de arroz, está lleno de rincones secretos, desde dunas desérticas a playas tan estrechas que parece que solo existan porque el mar lo permite. Además, el Delta del Ebro es una de las grandes sorpresas gastronómicas de Catalunya, con una oferta de arroces y mariscos única.