Ruta por localidades donde esta celebración religiosa se vive con solemnidad, pero que también te invitan a disfrutar de su entorno
La Semana Santa es una de las mejores épocas para recorrer España. Y si quieres sumergirte en las auténticas tradiciones de esta fechas, hay muchos pueblos donde las procesiones y otros actos religiosos se viven de manera única, e incluso han sido reconocidos a nivel nacional e internacional. Toma nota de esta selección de 5 destinos ideales para una escapada que además te permitirá explorar rincones pintorescos, desconectar o deleitarte con la gastronomía local ¡Elige tu próximo destino!
1. Frigiliana (Andalucía)
No solo presume de ser uno de los municipios más bellos de Málaga, sino también de ofrecer una de las celebraciones más auténticas y solemnes en Semana Santa. Por sus calles empedradas, casas de fachadas blancas y balcones rebosantes de flores se vive un verdadero espectáculo. La procesión de la Soledad que sale después del paso del Santo Sepulcro, al filo de la medianoche, es uno de los actos más sentidos y en el que pueden tomar parte sólo mujeres de todas las edades y en riguroso luto: la inquietante oscuridad se ilumina solamente por la tenue luz de las velas que portan las mujeres en las manos y su profundo silencio es interrumpido solo por el sonido de sus cantos. Por otro lado, aprovecha tu visita a esta localidad ubicada a seis kilómetros de las playas de Nerja para admirar sus edificaciones más emblemáticas como la iglesia renacentista de San Antonio de Padua o la fuente Nueva, del siglo XVII. Si quieres obtener las vistas panorámicas más impresionantes, planea un paseo al Castillo de Lízar. Y prueba su deliciosa gastronomía, como el choto al ajillo o sus famosos dulces con miel de caña.
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2. Chinchón (Madrid)
La Semana Santa en Chinchón hay que vivirla al menos una vez en la vida. Este destino cuenta con la representación viviente de la Pasión más antigua de la Comunidad de Madrid, que se viene realizando desde 1963 y que fue declarada acto religioso de Interés Turístico Nacional en 1980. La obra tiene lugar en el casco histórico de la ciudad la noche del Sábado Santo y se compone de distintas escenas que culminan con la Resurrección y ascensión de Cristo envuelto entre humo blanco y palomas en la iglesia de la Asunción.
El pintoresco pueblo, ubicado a unos 45 kilómetros de la capital, se puede recorrer fácilmente a pie. Su principal atractivo es la gran y porticada Plaza Mayor que data de entre los siglos XV y XVI. También vale la pena acercarse a la Torre del Reloj, la Parroquia de la Asunción o al convento de San Agustín, convertido en la actualidad en Parador. Y si te queda tiempo, puedes visitar pueblos cercanos como Colmenar de Oreja o Villarejo de Salvanés.
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3. Verges (Cataluña)
Con más de 300 años de historia, la Procesión de Verges es una de las más destacadas en Cataluña. La escenificación, que fue declarada Fiesta tradicional de Interés Nacional en 1983, se vive de manera genuina. Por las calles del pueblo se representan los actos de la pasión de Cristo bajo la tenue iluminación de las antorchas. Una joya histórica es la Danza de la Muerte, que se conserva desde la Edad Media, y trata de una recreación medieval de Semana Santa en la que cinco esqueletos saltan y bailan al son de un tambor para recordar que nadie está exento de acabar sus días en este mundo. Además, la villa gerundense, ubicada en la comarca del Baix Empordà, conserva elementos arquitectónicos como los importantes restos de la muralla que antiguamente cercaba al pueblo. La gran riqueza paisajística de la comarca a la que pertenece completa el abanico de ofertas turístico, que incluye actividades deportivas como el senderismo o bicicleta de montaña a orillas del río Ter.
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4. Calanda (Aragón)
La solemnidad de Semana Santa en este pueblo turolense llega al son de los redobles de sus bombos y tambores cuando se celebra la Rompida de la hora el Viernes Santo a las 12.00 h., momento en el que todo un pueblo se congrega en la plaza para comenzar a tocar sin descanso hasta las 14.00 h. del sábado. Esa es una peculiaridad que la distingue de entre las nueve localidades que conforman la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón que buscan honrar la muerte de Jesús. No por nada, la Semana Santa en Calanda ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional e Internacional. Pero esta población merece la pena por muchas otras razones. Por ejemplo, en sus calles abundan edificios de estilo renacentista, como la Casa de la Villa, que luce en su fachada frescos pintados en 1704. En sus parajes tan dispares se encuentra el pantano o el Convento del Desierto. No dejes de probar sus guisos de caza, caracoles a la brasa o su característico melocotón.
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5. Valverde de la Vera (Extremadura)
Otro destino ideal para vivir la devoción de Semana Santa es Valverde de la Vera. Desde el siglo XVI, cada Jueves Santo estremece ver a los Empalaos descalzos, vestidos de blanco y con los brazos atados a una cruz, recorrer las catorce estaciones de su Vía Crucis a través de las calles empedradas de la población extremeña, un acto de penitencia espiritual que impresiona a todo aquel que lo vive. Valverde de la Vera también es perfecta para desconectar mientras se descubren sus monumentos más importantes o se pasea por sus alrededores con notorias alternativas como el Monasterio de Yuste o el valle del Jerte, donde sumergirse en la floración de los cerezos es una oportunidad única.
Valverde de la Vera también permite desplazarse para disfrutar las fervientes procesiones que se realizan en Semana Santa en Cáceres, ya que una veintena de cofradías recorren las calles de esta ciudad, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Uno de los momentos más solemnes se vive el Miércoles Santo con la procesión del Cristo Negro, que destaca por el silencio absoluto: una Fiesta de Interés Turístico Internacional para no perderse.
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En resumen
La devoción religiosa en los pueblos de España justifica por si sola una visita en Semana Santa. No te olvides de agendar una escapada para vivir de cerca estas auténticas celebraciones, algunas de ellas con siglos de trayectoria. Además, será una buena excusa para conocer lugares de bellos parajes que te recargarán de energía o deleitarán con su gastronomía. ¡Es hora de hacer maletas!